
Autoridades del Sanatorio Americano brindaron un agradecimiento a funcionarios del centro
A una semana de haberse vivido en el Sanatorio Americano un principio de incendio en una de sus salas de máquinas, el cual obligó a poner en práctica el plan de evacuación de internados, las autoridades del centro asistencial brindaron su agradecimiento al personal que hizo posible que todo se desarrollara con normalidad y sin consecuencias para los usuarios.
En la sala de reuniones del directorio del Sanatorio Americano, el Dr. Ariel Bango, presidente de la institución, se dirigió a los trabajadores con palabras de agradecimiento y fundamentalmente valoración por el compromiso con la institución y con la salud de los uruguayos.
Bango agradeció en nombre de la historia del sanatorio (más de 70 años) «de nuestra pujante realidad, la de ser centro de referencia en medicina superior» y en nombre de la salud del país.
«Gracias por la labor, por el compromiso, por haber venido hasta aquí incluso quienes no estaban en su horario de trabajo, por defender la institución, por quererla» decía el presidente del Sanatorio Americano quien quiso hacer llegar este mensaje a todos quienes fueron parte del plan de evacuación de internados.
«Sí, es verdad, cada vez se necesita menos tiempo para que aquello que es signado como la más alta tecnología pase a ser obsoleto. Como también es verdad que las estructuras que hoy aplican a las necesidades y hasta parecen demasiado amplias, grandes, y si se quiere exageradas, se vuelven imprácticas ante el creciente uso de los espacios.
Esta realidad pasa en todos los órdenes de la vida y la salud no es ajena a ella. Cuando a mediados del pasado siglo nació el Sanatorio Americano, los visionarios que pensaron este centro lo hicieron para posicionarlo como protagonista de la medicina nacional. Casi treinta años después, al convertirse en el buque insignia de los médicos del interior, se revitalizó esa idea y se trabajó para que realmente fuera el mayor centro de referencia en medicina superior.
Nadie mejor que cada uno de ustedes sabe el esfuerzo que representa mantenerse a la vanguardia en materia de medicina de alto nivel, y no por la vanguardia en sí misma, sino por la salud de los uruguayos de todo el país.
Y sí, claro que sí, claro que pueden otros centros, otras instituciones, crear nuevas infraestructuras, adquirir instrumental o equipamiento que incluso sea en al algún momento, hasta más avanzado que el nuestro. Claro que pueden igualarnos y por qué no superarnos en ofertas de servicios, en comodidades; porque si bien se requiere conocimientos, capacidad de administración y visión de gestión, hay cosas que se compran con dinero.
Sin embargo hay cosas, que solamente se consiguen cuando quienes integran la organización sienten el valor que tiene la tarea que brindan, porque comprenden cabalmente, el rol que esa organización que integran juega en nuestra comunidad.
Haber estado expuestos a una situación crítica, nos puso a prueba, nos enfrentó a un reto, y nos dejó muchas enseñanzas. De todas las cosas positivas que sacamos tras los sucesos que vivimos hace exactamente una semana, hay uno que supera a todos los demás y ese es el rol que jugaron ustedes, los hacedores del Sanatorio Americano.
Permítanme hablar de hacedores, e incluir en ellos a los funcionarios de todos los sectores y todos los rangos, pero también a los proveedores, a los contratados, a aquellos con los que nos relacionamos de manera regular y son parte de esta realidad.
Quienes ocasionalmente tenemos la responsabilidad de ocupar cargos directivos en el Sanatorio Americano, tenemos la convicción que más que nunca fuimos – todos nosotros – parte de una gran estructura que funciona por sí misma, que actúa por sí misma, como si fuéramos cada uno, partículas de un organismo que vive, que crece, que avanza y que se defiende cuando se enfrenta a situaciones de riesgo.
Fuimos entonces hacedores de un movimiento coordinado, conocido y realizado como cotidiano, aún siendo más que excepcional. Nos encontramos todos embarcados en una tarea común con un sentido de pertenencia único y ese es el mayor valor que una organización puede tener, razón por la que nos sentimos orgullosos y agradecidos.
En nombre de la historia de este centro, en nombre de nuestra pujante realidad, la de ser centro de referencia en medicina superior, en nombre de la salud del país, gracias por la labor, por el compromiso, por haber venido hasta aquí incluso quienes no estaban en su horario de trabajo, por defender la institución, por quererla.
Muchas gracias».